PARASHAT "VAETJANÁN" Parashat Vaetjanán, Shabat Najamú Rabina Daniela Szuster “Veatem hadvekim baAdonai Eloheijem jaim kuljem haiom”,
Un aspecto que salta a primera vista es esta aparente relación entre adherirse a Adonai y tener vida. ¿Qué significa esta conexión? Varios exégetas entienden el adherirse a D”s con el cumplimiento de la Mitzvot, dado que es una de las maneras judías de conectarnos con la divinidad, además que en unos versículos anteriores el texto nos habla del cumplimiento de las mitzvot. En este sentido, se podría entender que si uno se adhiere, cumple con las Mitzvot, la recompensa será la vida. Ibn Ezra analiza estas líneas teniendo en cuenta el versículo anterior: “…todo el hombre que se había encaminado en pos de Bahal Pehor, lo destruyó Adonai tu D”s de en medio de ti” (Devarim 4:3), y explica que quien se adhiere a otros dioses como Bahal Pehor morirá, en cambio, quien es fiel a Adonai, vivirá. Ibn Ezra entiende que aquí el concepto de vida es la vida biológica, se trata drásticamente de morir o vivir dependiendo el camino que uno escoja. Por otro lado, el Rab Kuk explica este versículo diciendo que una vida sin Elohim (sin D”s) no es vida. Siguiendo esta idea de Rab Kuk, la vida es la que se vive con el cumplimiento de Mitzvot, de valores, búsqueda de lo sagrado y de lo trascendente. Una vida sin una búsqueda espiritual, sin una reflexión sobre la existencia, la divinidad y el mundo sagrado, pierde sentido y se torna vana y vacía. El Rabino Mordejai Ederi entiende el concepto de vida de este versículo y del anterior “para cumplir; para que hayáis de vivir…” (Devarim 4:1), de la siguiente manera: “La supervivencia del pueblo judío no encierra ningún secreto. Si hay Torá, hay vida”. Ederi se refiere a la vida del pueblo judío en general, si van a regirse bajo los valores de la Torá, el pueblo vivirá. La Torá es el gran tesoro del pueblo, si éste no la respeta, pierde su sentido de ser, pierde su corazón, pierde la vida. Estas palabras han servido de fuente para el concepto de “Pikuaj nefesh dojé et hashabat”, lo que significa que cuando está en peligro la vida de un ser humano, se debe profanar el Shabat para poder salvar una vida. (Talmud Babli Ioma 85 a y b). Este es un concepto muy importante en nuestra tradición, la vida de un ser humano está primero, no nos debemos sacrificarnos por los preceptos sino vivir sin que peligre ninguna vida. Este valor ayuda a evitar cierto fanatismo y conducirnos a ser personas sensatas. Una última explicación podría ser que al vivir de acuerdo a nuestros valores, tanto éticos como rituales, nos sentimos con más vida, más energía y entusiasmo por pertenecer a una tradición viva y vibrante. A mi entender, no se trata de que la vida dependa del cumplimiento sino más bien, que el adherirse a la divinidad y a la tradición, nos brinda una vida diferente, una vida significativa, más profunda e inspiradora. Nos incentiva a pensar, reflexionar, criticar y cuestionar. Nos hace seres sensibles, comprometidos, seres que se apasionan al compás de los acontecimientos y vivencias de este mundo. Interpretación y comentario Udi Guivón*
En nuestra parashá, Moshé aparece resignado con el veredicto que recibe y trata, por última vez, de endulzarlo al dirigirse a Dios. También al pueblo de Israel se dirige en forma apacible y les recuerda las leyes y normas que les fueron entregadas; incluso elogia al pueblo de Israel porque no fue por el mal camino, detrás de Baal Peor. En su discurso en el ocaso de sus días, Moshé crea una base para una constitución legal, un himno y establece una ley fundamental con una visión a largo plazo, que se constituye en la infraestructura del tejido social del futuro Estado. Los Diez Mandamientos establecen la base de
las relaciones entre Dios y el ser humano y de las relaciones entre el ser humano, su familia y la sociedad. Además, otorgan los derechos sociales básicos a toda persona. Los Diez Mandamientos representan la base de la constitución legal del futuro Estado que se establecerá después de la conquista de la tierra. “Shmá Israel: Escucha Israel, Adonai, nuestro Dios, es Único”, es una declaración que dice cada judío en cada generación. Se cuenta sobre Rabi Akiva que dio su último suspiro recitando el “Shmá Israel”, y muchas generaciones de judíos fueron educadas con la idea del recitado del “Shmá” como expresión de exteriorización de su Judaísmo. Moshé entendió que, además de una constitución legal, el pueblo que salía a la batalla necesitaba símbolos, por lo que él -antes de ceder el escenario a su heredero-, compuso un himno que describía los principios de la fe y las exigencias básicas del creyente. Moshé entiende que la inmunidad de la sociedad será establecida por la comunidad, hasta la neutralización de aquella costumbre que estuvo muy expandida y aceptada en esta región en aquella época. Una venganza de sangre lleva a otra venganza, y así en adelante. Una sociedad sana no puede caer en una cadena de asesinatos. Moshé, como líder realista, no anula la costumbre arraigada, sino que la neutraliza y permite el corte de un círculo de venganzas sangrientas. Después de resignarse al hecho de que él ya está fuera del mapa histórico, Moshé ejecuta un proceso ordenado de traspaso del mando, y permite a su heredero ponerse al frente de un pueblo que tiene una constitución legal, un himno y una infraestructura sana para una vida social ordenada en el Estado que se establecerá después de la conquista de la tierra.
Mitzvot 416. No desear la riqueza del prójimo |
Viaja a Israel desde Madrid por El-AL |