PARASHAT "KI-TETZÉ" KI-TETZÉ Devarim – Deuteronomio 21:10-25:19Rabina Daniela Szuster Cada tanto es bueno olvidarse de ciertas gavillas En Parashat Ki Tetzé podemos encontrar una gran variedad de mitzvot relativas a distintos temas. Entre ellas, se encuentra el siguiente precepto: “Cuando segares tu siega en tu campo y olvidares una gavilla en el campo, no habrás de volver a tomarla; para el forastero, para el huérfano y para la viuda será. Ya que habrá de bendecirte Adonai tu D”s, en toda la obra de tus manos” (Devarim 24:19). Esta mitzvá es conocida en hebreo como shijejá (se refiere a la gavilla olvidada) y es parte de un grupo de mitzvot denominadas Matanot Laevionim (regalos o donaciones para los necesitados), relacionadas con el campo. Otro de los preceptos incluido dentro de este grupo mencionado es: “Cuando seguéis la cosecha de vuestra tierra, no habrás de concluir de segar el rincón de tu campo, ni habrás de espigar en tu cosecha… Para el pobre y el extranjero los habrás de dejar. Yo soy Adonai tu D”s” (Vaikrá 19:9-10). Las esquinas de los campos había que destinarlas también para los necesitados; lo que se llama“peá”. Uno podría preguntarse cuál será el objetivo de estas Mitzvot. La primera ocurrencia que surge podría ser el poder ayudar al necesitado. Es cierto, aunque llama la atención si las comparamos con otras mitzvot en las que el objetivo es ayudar al necesitado, como por ejemplo los diezmos, préstamos, las leyes referidas a la shmitá y el jubileo, y la tzedaká. En este caso, es muy poco lo que recibe la persona necesitada. Además, llama la atención lo fortuito de su cumplimiento, dado que para cumplir con la mitzvá de shijejá se requiere olvidar ciertas gavillas. A diferencia de la mayoría de las mitzvot, se cumple sin tener la voluntad de hacerlo: más bien, olvidándose. Si quisiera cumplirlo, no podría, porque esto equivaldría a recordar. Se requiere una especie de ausencia de intención. Algunas explicaciones al respecto. El autor del Sefer Hajinuj cree que el objetivo de este precepto es educar, más que ayudar. El hecho de tener que desentenderse de la gavilla olvidada, estimula a la persona a incrementar su carácter dadivoso y generoso. Se trata entonces de despertar la solidaridad en las personas. El Rabino Shimshon Rafael Hirsch sostiene que el objetivo de esta mitzvá no es satisfacer las necesidades materiales de los pobres, sino advertir a la persona en el momento de la cosecha, durante la recolección, cuando puede llegar a sostener en sus manos y engrandecerse diciendo “esto es mi producto”… recordarle que lo “suyo” no es solo “suyo”, que en el judaísmo, “lo mío” tiene restricciones. Una idea central que aparece en la tradición es que somos inquilinos en este mundo y nadie, salvo D”s, es dueño de la tierra. Claramente se puede apreciar esta idea en las leyes deShmitá (descanso de la tierra en el séptimo año) y Iovel (año del jubileo). En este sentido, los necesitados no toman lo que el dueño olvida, sino más bien lo que D”s les tiene asignado especialmente. De esta manera, se da la posibilidad al necesitado para también tener su propiedad y poder atar sus gavillas como todos los demás. Otro aspecto interesante de estas mitzvot es que no se les da el producto en la mano, sino que ellos mismos deben trabajar, esforzarse, para conseguirlo. En el caso de shijejá, lo olvidado, debe ir a recogerlo. En el caso de los rincones del campo, debe trabajarlos para ganarse su sustento. No son dádivas sino la posibilidad de trabajar el campo y obtener su propia cosecha; posibilidad de poder empoderarse y obtener un lugar de agencia, para llegar a ser como los otros. Hace ya unas semanas comenzamos el mes de Elul, mes en el cual nos vamos preparando para losIamim Noraim, días en que reflexionamos acerca de nuestras acciones realizadas en el transcurso de este año. Se acerca el día en que somos juzgados y, según la tradición, el veredicto puede cambiar mediante tres caminos. Uno de ellos es la Tzedaká. Siguiendo uno de los mensajes de estaparashá, esforcémonos por ser personas más sensibles, tomar conciencia de que no somos dueños del mundo, simplemente somos inquilinos y debemos tener la capacidad de, cada tanto, olvidarnos, desprendernos de ciertas cosas, para que otros puedan disfrutarlas. Además, aprovechar las mitzvotpara lograr educarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos, con el fin de incrementar actitudes solidarias para con nuestro prójimo. ¡Shabat Shalom! Reflexiones sobre la parashá
LOS DONATIVOS A LOS POBRES Por Nejama Leibowitz Cuando segares tu mies en tu campo, Los preceptos que componen los donativos a los pobres, pertenecen a primera vista, a aquellos cuyos motivos están claramente especificados. Heinemann, en su libro "Los motivos de los preceptos en la literatura judía"[1] los cita como ejemplo de preceptos cuyos motivos han sido revelados en la Torá misma: Lenguajes Existen preceptos imposibles de cumplir sin considerar sus objetivos. Esto es evidente con respecto a las ciudades de asilo. Pero también en los preceptos de las espigas olvidadas o abandonadas, de la gavilla olvidada y del rincón de campo, agregó la Torá la finalidad (Vayikrá 19, 10): "Para el pobre y para el extranjero los dejarás". La Torá se vio precisada a señalar el significado del precepto, pues era muy usual la costumbre de abandonar gavillas en el campo para aplacar a espíritus malignos. Préstese atención que es el único precepto que no depende de la voluntad humana. Por el contrario: es un mandamiento tal, que si quisiera el hombre cumplirlo con todo corazón, no podrá llevarlo a cabo. Nuestros Sabios señalaron tal singularidad en Tosefta Peá 3, 13: Cuéntese de un hombre pío, que olvidó una gavilla en su campo y dijo a su hijo: - ¡Ve y sacrifica en mi nombre un toro en holocausto y un toro en ofrenda de reconocimiento! Replicóle éste - ¡Padre! ¿Qué particularidad has notado en este precepto más que en otro, para festejar tanto su cumplimiento? Contestóle entonces - El Señor hizo depender todos los mandamientos de nuestra voluntad, salvo éste, que si no fuese voluntad del Señor, nunca tendríamos la oportunidad de cumplirlo, por lo que nos dice: "Cuando segares tu mies en tu campo, y olvidares alguna gavilla en el campo. ..", habiéndole la Torá asignado una bendición. Con mayor razón aún: Si a una persona que obtiene un mérito inintencionadamente, le consideran ese mérito; aquella persona que obtiene el mérito de propósito, ¡con mayor razón han de considerárselo! Siendo así, el problema del propósito del precepto se complica más aun. Es difícil aceptar como motivo del precepto el socorro material al menesteroso. Tampoco cuentan aquí las buenas intenciones del donante; puesto que lo singular de este precepto es la ausencia de intención. Habrá que buscar el motivo, precisamente en la ausencia de intención de este precepto. Citaremos al "Séfer Hajinuj", precepto 216 (enunciado en Vayikrá 19, 19): De las razones fundamentales de este precepto: que el Señor, alabado sea, quiso que el pueblo que El eligió, sea adornado con toda virtud buena y cara, y que posean un alma generosa y un espíritu dadivoso. Y ya he escrito en otro lugar, que mediante las acciones el alma se impresiona, tornándose más bondadosa, haciéndose merecedora de la bendición del Señor. No cabe duda que al dejar el hombre en el campo, parte de sus frutos, abandonándolos a fin de que los necesitados los gocen, sentirá en su alma satisfacción, y su espíritu será dichoso y bien dispuesto; el Señor lo ha satisfecho con Su bondad y su alma reposará sosegadamente. Pero aquél que introduce todos los frutos a su casa, y no deja tras sí algo de los frutos con que Dios lo bendijo para gozo de los menesterosos - quienes al ver los campos con la cosecha en pie, la codician, deseando satisfacer en ella su hambre - ha de imprimir en su alma, sin duda alguna, la perversidad. Esto puede aplicarse, en su sentido directo, a los preceptos del abandono en la espigadura, de la gavilla olvidada, de los granos caídos en la vid, y de las uvas que quedan en la vid después de la vendimia. Vemos entonces, como el autor del "Séfer Hajinuj" ha resignado del motivo social, limitando el objetivo del precepto a la educación del individuo. Pero, a pesar de que afirma, que este motivo es aceptable también para los preceptos del abandono de la gavilla olvidada y de los granos caídos en la vid, él mismo subraya por otro lado, que este motivo es insuficiente, precisamente por la singularidad de estos preceptos: La falta de intención en su cumplimiento. Por esta razón, vuelve a referirse al mandamiento del abandono de la gavilla olvidada, en nuestra parashá precepto 552: De las razones fundamentales de este precepto: puesto que los pobres y los menesterosos fijan sus ojos en las mieses, y al ver a los dueños atar las gavillas en el campo, en la medida en que los bendijo el Señor, piensan en sus adentros: Ojalá y también yo pudiera juntar gavillas e introducirlas en mi casa, y aunque más no fuere una sola, la que pudiese traer, ya lo festejaría. Por eso, quiso la Misericordia divina, llenar los anhelos de sus criaturas, cuando ocurriese que el dueño olvidase alguna gavilla en su campo. Habiendo en ello también un beneficio para el propietario del campo, para que de esta manera adquiriera un alma bondadosa. Puesto que es propio del carácter dadivoso y del alma generosa, el desentenderse de la gavilla olvidada y abandonarla para el menesteroso. Y sobre el poseedor de un alma bondadosa, recaerá la bendición del Señor para siempre. Aunque el autor del "Séfer Hajinuj" agregó un motivo más, el de no despertar la envidia en el corazón del pobre, puede percatarse todo lector, que con toda seguridad lo principal del precepto es la educación de la conciencia del individuo. Puesto que de la misma manera que no podemos hacer depender la satisfacción del hambre del necesitado, de una casualidad (además que para ese fin se han establecido preceptos cuyos fines son el socorro de los pobres, que exigen, desde el punto de vista cuantitativo grandes sacrificios, como: la diezma para el pobre; condonación de deudas en el Año Sabático; toda la gama de normas prohibitivas del cobro de interés alguno por los préstamos; devolución de inmuebles en el año del Jubileo y en oportunidad del rescate), tampoco podemos hacer depender, el acallar la envidia del menesteroso, de una casualidad. Por lo tanto, estamos más de acuerdo con el segundo motivo, sólo que no está bien aclarado de que manera "adquirirá un alma bondadosa" al cumplir el mandamiento sin deliberación ni intención. En este sentido Rabí Shamshon Rafael Hirsch se ha extendido en sus explicaciones en dos oportunidades (en parashat Kedoshim y en nuestra parashá) clasificando los preceptos en distintos grupos. El primer grupo incluye el precepto de abandono del rincón del campo, y de los granos caídos en la vid; el segundo grupo, los preceptos de abandono en la espigadura y en la vendimia, mientras que el abandono de la gavilla olvidada queda clasificado por separado. Citaremos sus palabras en parashat Kedoshim: Estas leyes no tienen por objeto el satisfacer directamente las necesidades materiales de los pobres del pueblo. Ya que el mismo pobre tiene la obligación de abandonar para los demás pobres, en la espigadura, la gavilla olvidada, el rincón del campo y los granos caídos en su vid. Es evidente que estas leyes tienen por objeto, advertir a todo ciudadano del pueblo, en el momento de la cosecha y de la vendimia, durante la recolección de los regalos de la naturaleza y de los frutos del trabajo de sus manos, en el preciso instante, en que pueden surgir de su boca, las palabras llenas de orgullo y grávidas de peligros: "Mi producto"; y recordarle que debe reconocer en forma activa, que el "mío" incluye, la obligación que recae sobre toda persona, de preocuparse por la satisfacción de los menesteres de los necesitados; de que el campo y la vid, no han dado sus frutos, solamente a él, de que no ha de fatigarse en su labor por su exclusivo beneficio. En la tierra santificada para el Señor, la preocupación por el "pobre y el extranjero" no es consecuencia de un sentimiento de compasión, más o menos desarrollado; de un sentimiento de temor ante el peligro revolucionario que entrañan los amargados e infelices de la masa paupérrima, peligro que aterra a los propietarios y terratenientes; esta preocupación, no está depositada en manos de los compasivos o de los clarividentes, sino que se transforma en un derecho constituido, y entregado por el Señor a los que carecen de medios, siendo una obligación que recae sobre aquellos que sí poseen esos medios. Y en nuestra parashá nos dice: Estos preceptos se oponen y constituyen una protesta al concepto de "lo mío". Si bien los mandamientos de abandono de un rincón de campo y de los granos caídos en la vid, te recuerdan tu obligación de no considerar tu campo ni tu vid, propiedad exclusivamente tuya; ni servirte de lo que produce la naturaleza, en la medida de la bendición del Señor, exclusivamente para tu beneficio; si los preceptos de abandonar en las vendimias y espigaduras, te recuerdan que no debes aprovechar hasta lo último, el rendimiento del trabajo de tus manos; te agrega la Torá el mandamiento del abandono de la gavilla olvidada, para enseñarte, que también tus pensamientos relacionados con la labor que exigen tus productos, no deben ser para tu bienestar exclusivo; lo que se oculte de tu pensamiento, una vez, durante la cosecha, pasará a ser propiedad de los pobres. Queda pues aclarado, que el motivo de estos preceptos no es exclusivamente el de mejorar la situación de los pobres, sino también, la educación de los pudientes. Es nuestra opinión, que los detalles del precepto concurren a demostrar esto. Hemos visto la opinión del autor del "Séfer Hajinuj" que el objetivo del mandamiento es precisamente: "para que de esta manera adquiriera un alma bondadosa". Evidentemente, no habrá poseedor de un alma más bondadosa que aquel que dona sin saber a quien da, sin hacer sentir al que recibe la dádiva, que es él quien da, renunciando absolutamente a todo sentimiento de propiedad. En el mandamiento del abandono de la gavilla olvidada, sin lugar a duda, el donante no puede de ninguna manera enorgullecerse de lo que da, puesto que desde el instante en que ha olvidado la gavilla, ésta ha dejado de pertenecerle, pasando inmediatamente a ser propiedad del pobre; el pobre tampoco toma lo que el dueño dona, sino lo que el Señor le da. Esta idea se ve muy bien expresada en Midrash Rabá, Bamidbar 5, 2: "No robes al desamparado, porque es desamparado" (Mishlé 22, 22). Dijeron nuestros Sabios: ¿De qué caso trata el versículo? ¿Si es realmente desamparado y menesteroso, qué le pueden robar? El versículo se refiere pues, a los donativos para los pobres, que la Torá le obligó dar: el abandono en la espigadura, de la gavilla olvidada, del rincón del campo y la diezma para el pobre. Y nos advierte el Señor, de no robar las dádivas que nos corresponde darle, "porque es desamparado", bastante sufre ya con su pobreza. No le alcanza al pudiente que vive con holgura, sufriendo el pobre del desamparo, sino, que pretende robarle lo que el Señor le ha dado
1º Parte, capítulo 2º: Insinuaciones en la Torá sobre los motivos de los preceptos, pág. 17, 3° edición revisada. Jerusalem año 5714. Editado por la Sección Religiosa del Departamento para el joven y el Jalutz de la Organización Sionista.
Mitzvot 532. Acatar las ordenanzas acerca de la "bella cautiva" |
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