Todos los que me conocen saben que siempre he sido una persona pacífica y pro paz. Durante años he participado en proyectos y grupos interreligiosos, incluso con clérigos palestinos. Creo en el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación y a una vida en libertad y espero que eso suceda algún día, incluso aunque hoy no sepa cómo podría suceder.
Siempre he visto a Hamás como un grupo terrorista que cometió violencia contra civiles y oprimió a su pueblo. Sin embargo, para mí había diferentes tipos de terrorismo. Al ver a ISIS y a Al Qaeda como maldad absoluta, veía a Hamás como enemigos terribles que tenían un objetivo específico. Todo eso cambió ese sábado 7 de octubre.
Hamás cometió actos de crueldad, maldad y sin la mínima decencia humana contra ciudadanos israelíes; sólo comparables con las atrocidades de los monstruos nazis de nuestro pasado. No distinguían entre hombres, mujeres, niños, bebés, ancianos, civiles o soldados. Se deleitaron con su violencia asesina y, si no los hubieran detenido, habrían continuado haciéndolo hasta que la última gota de sangre judía haya sido derramada.
Para mí, esto generó un punto de inflexión, un cambio en el escenario. Así como todo el mundo en Occidente estaba de acuerdo que durante la Segunda Guerra Mundial los Aliados deberían haber hecho todo lo que estuviera a su alcance para derrotar a los nazis porque encarnaban el mal puro y sin esperanza, creo que hoy nos encontramos en la misma situación.
Así como los ciudadanos alemanes inocentes sufrieron durante esa guerra, los ciudadanos palestinos inocentes sufrirán en esta guerra, pero, así como los nazis tuvieron que ser borrados de la faz de la tierra, también debemos hacerlo con Hamás. No podemos dudarlo, no podemos dar medios pasos, tenemos que llegar hasta el final.
Sólo espero que, así como Alemania resurgió de las cenizas y los alemanes buenos y decentes reconstruyeron su país y se convirtieron en un miembro importante de la familia de naciones, también lo harán los palestinos y Gaza una vez que finalmente sean liberados del mal de Hamás. Recibirán ayuda, como Alemania, si demuestran que están preparados para ello.
Necesitamos la ayuda del mundo en este esfuerzo. Esta no es una guerra entre Israel y los palestinos, es una lucha entre un Estado democrático y una organización malvada y asesina que no hace nada para ayudar a su pueblo, al contrario, en una guerra como esta no hay segundo lugar.
Rabino Mijael Even David
Kehilat Eshel Avraham, Beersheva, Israel