Hoy debería haber sido un día de fiesta para el pueblo de Israel, el día en el que el pueblo de Israel se regocija con la Torá y renueva su compromiso con su mensaje.
Ya en camino a la sinagoga escuché las explosiones que, lamentablemente, ya aprendí a reconocer de la cúpula de hierro defendiéndonos de los misiles que son enviados periódicamente desde la franja de Gaza.
Pensé, como la mayoría de los israelíes, que se trataba de otro evento cíclico que comenzaba en el sur y cuyo guion conocemos de memoria.
En el momento que comenzábamos nuestra Tefilá, sonó la primera sirena, ésa que no escuchábamos en Jerusalén desde mayo de 2021 y que nos avisaba que debíamos buscar refugio inmediatamente de los misiles que Hamás disparaba en nuestra dirección, misiles con el único objetivo de causar la mayor cantidad de daño posible entre la sociedad civil.
Durante dos horas, continuamos con el servicio dentro del refugio mientras escuchábamos cada 10 o 15 minutos una nueva sirena. Finalmente, los sucesos parecieron calmarse y decidí volverme a casa.
Dos veces mi retorno fue interrumpido por sirenas que me hicieron buscar refugio en los edificios cercanos. Sólo cuando llegué a casa empecé a comprender la dimensión del día que estábamos viviendo.
Israel ha vivido en el día de hoy el equivalente a lo que fue el ataque de Pearl Harbor por parte de Japón en 1941. Cientos de terroristas palestinos invadieron por tierra, aire y mar conquistando 22 poblaciones, asesinando a más de 100 personas, hiriendo a más de 1.000 y secuestrando a decenas de civiles y soldados que se encuentran en Gaza, incluyendo mujeres y niños.
Escribo estas palabras 13 horas después del comienzo de esta guerra y todavía hay israelíes escondidos en sus refugios pues terroristas ocupan sus kibutzim, moshavim o poblados.
Es importante entender que lo que comenzó hoy es una guerra. Y que probablemente será larga y que costará muchas más vidas. Es imprescindible que, como pueblo de Israel, dentro de su tierra y fuera de ella, nos mantengamos unidos en esta hora de prueba.
Que el Todopoderoso dé fuerzas a su pueblo, que nos bendiga a todos con su tan ansiada paz.
Am Israel Jai
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