En esta porción, que cierra el Libro de Bereshit, aparece la misma bendición con la que hasta hoy en día, después de mas de tres mil años, bendecimos a nuestros hijos: “Bejá ievarej Israel leemor, Iesimja Elohim ke Efraim ve Jimnashé”, “Contigo bendecirá Israel, diciendo: Hágate Elohim como Efraim y como Menashé”.
Al final de sus días Iaakov le dedica una bendición a cada uno de sus hijos. Sin embargo ninguna de esas bendiciones nos llegan a nosotros para impartir a nuestros hijos hoy en día sino que, es curioso, la Tradición nos hereda la Brajá que le dedicó a sus nietos, los hijos de Iosef.
En esta bendición, Iaakov posa la mano derecha sobre Efraim, el menor de los nietos, y la izquierda sobre Menashé, el mayor, de manera cruzada, como si se hubiera equivocado. Ante esto Iosef reacciona e intenta corregir a su padre Iaakov indicándole que los estaba bendiciendo en forma incorrecta, al revés. Pero Iaakov le explica claramente que estaba haciendo lo correcto por propia voluntad.
¿Cuál es el secreto de esta bendición, para haber subsistido en un lugar de preferencia durante miles de años?
Podríamos encontrar cinco razones por lo cual ocupa un lugar destacado en nuestras costumbres mas queridas y hermosas.
La primera razón, Efraim y Menashé son los primeros hermanos de la Torá que se llevan bien, en paz y amor fraternal.
La segunda, ellos son los primeros judíos que son educados en un ámbito mayoritariamente no judío, en la corte del faraón de Egipto, y aun así sostienen y continuan con sus tradiciones.
La tercera, tenemos aquí una bendición desde al abuelo hacia los nietos, una braja inter-generacional. Varias veces escuche decir “¿A quién se puede considerar judío? A aquel que tiene nietos judíos». Una razón fuerte de bendición.
La cuarta, Efraim y Menashe, a pesar de ser nietos de Iaakov, reciben la braja como si fueran cada uno una de las tribus, lo cual les representa un «upgrade», una elevación y mejora indiscutible en su situación.
Por ultimo la quinta razón, Efraim era el «estudioso» de la familia mientras que Menashe era el “trabajador», por lo cual, al desearle a alguien que sea como Efraim y Menashe le deseamos que sea capaz de combinar en forma equilibrada, en paz y en armonía las actividades laborales con el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot.
Que podamos cada uno de nosotros rescatar lo mejor de esta hermosa bendición que nuestra Tradición nos hereda, a la hora de bendecir a nuestros hijos, y que seamos todos abrazados por la brajá de bendecir de la misma manera a nuestros nietos.
Shabat Shalom. Con cariño y afecto.
Fernando Lapiduz.
Referente Rabínico de la Congregación Masortí Bet-El, Madrid.