Entre Tisha BeAv y Rosh HaShaná median siete semanas. Según la Mishná ese espacio de tiempo recibe un nombre araméo: Shiva Denejamata, las siete semanas de consuelo (Nejamá) pues en las haftarot de esos siete Sábados se leen pasajes relativos al consuelo, todos extraídos del Sefer Ishaiahu. Al primero de esos siete Shabatot (este próximo) se le denomina Shabat Najamú, porque esa es la Haftará que será leída luego de leer Parashat Vaetjanan de la Torá.
Esta porción de la Torá es muy especial para mí, ya que Vaetjanan fue la Parashá de mi Bar Mitzvá, allí en mi Rosario natal, hace ya unos cuantos años.
En el capítulo 6 del Sefer Devarim Moshe Rabeinu, como parte de uno de sus discursos finales, recuerda al Pueblo las mitzvot contenidas en el primer párrafo del Shema Israel.
Cuando rezamos el Shema como parte de nuestra Tefilá nos tapamos los ojos. Esto no sólo nos ayuda a tener una mayor concentración, sino también a cumplir con la mitzva de decir el Shema Israel con Kavaná (mayor intención).
Pero, ¿por qué nos tapamos los ojos en el Shemá? En el momento del Shema Israel lo que hacemos es proclamar que Adon-i es nuestro Ds y que Él es uno. Pero no sólo es una proclamación de fe, sino también es una búsqueda activa de Ds en nuestra vida. Pero esa búsqueda no debe hacerse sólo externamente, fuera de nuestro cuerpo, esa búsqueda de Ds debe hacerse también en nuestro interior. Y es por eso que nos tapamos los ojos: para buscarlo en nuestro interior y proclamar que Él es parte de nuestra vida.
Hay un relato Jasídico en el que un alumno le pregunta a su maestro ¿Rabino, dónde está Ds? A lo que el maestro le responde: Ds está donde uno lo deja entrar. Esta conocida historia expresa el motivo por el cual nos tapamos los ojos en el momento del Shema Israel, si somos capaces de dejar un lugar para Ds en nuestra vida, entonces es ahí donde lo buscamos y lo encontramos.
Quiera el Todopoderoso bendecirnos con la Nejamá (consuelo) necesaria luego del recuerdo de la Tragedia.
Quiera Él iluminarnos con Su bendición de sabiduría para que, al cerrar nuestros ojos y recitar el Shema Israel, podamos encontrarnos con su chispa en nuestro interior. La tradición judía nos otorga una receta milenaria dos veces por día: cierra los ojos, concéntrate y busca a Ds en tu interior.
Con cariño y afecto.
Shabat Shalom.
Fernando Lapiduz.
Referente Rabínico – Comunidad Masortí Bet El – Madrid