«Comprométete de todo corazón con Ad’, tu Dios».
Ésta es la parasha de los jueces ecuánimes, los juicios justos, la proporcionalidad en la pena impuesta y el rechazo al asesinato, la premeditación y las acusaciones por parte de un solo testigo.
A veces es fácil caer en la crítica al Señor, en si es justo o no aquello que comanda, en el castigo que aplica frente a nuestras ofensas, o frente a los actos que Él consideraba afrentas de otros pueblos.
Pero cuando son los hombres los que han de impartir justicia sobre otros… Ahí vemos surgir la complicación por muy elaboradas que sean las leyes que Ad’ nos entrega, ¡qué dificultad a la hora de aplicarlas!
Qué tentador juzgar al semejante, qué injusticia cuando se nos acusa a nosotros.
Pero esta también es la parasha en la que D’s nos previene para abandonar al adivino, al mago, a la hechicera, al nigromante. Figuras que afirman estar en posesión de la verdad, del futuro, del misterio, que hablan con espíritus y nos confortarán o nos harán ricos; que proliferaban en las tierras de Canaan, entre hititas, jebuseos… que incluso sobrevivieron durante miles de años también entre romanos, griegos, persas y cartagineses… hasta hoy en día.
Y que el Señor nos ordena ignorar, evitar y sacar de nuestras tierras y ciudades.
Qué sencillo caer en la superstición, seguir al que nos relata maravillas, lo que agrada a nuestro instinto, el que nos dice que no es necesario seguir esta o aquella mitzvá, obedecer este precepto, seguir los mandamientos, sino que D’s nos quiere igual y sucederá lo que anhelamos, sin nuestro compromiso y esfuerzo.
Os deseo que en estas vacaciones descansemos de peticiones, deseos y caprichos, y encontremos paz para sentir agradecimiento y maravilla por todo lo que ya se nos ha concedido.
Jana
Shlijat Tzibur