“Y como consecuencia de que escuchen estos mandamientos, los guarden y los lleven a cabo, el Eterno guardará para ti el pacto y la bondad que Él juró a tus ancestros. Él te amará, te bendecirá y te multiplicará…”
Con estas palabras se inaugura la Parashá Ekev, la tercera porción del Sefer Devarim, que leemos esta semana.
Aquí nos encontramos con Moshe hablándole a la generación que está por ingresar a la tierra de Israel, dándoles consejos basados en los 40 años que pasaron en el desierto, reforzando las cuestiones buenas que tuvieron, como así también recordando aquellas veces que provocaron la queja y el enojo.
Moshe al inicio de la Parashá les da una palabra de aliento al Pueblo de Israel cuando dice “Vehaia Ekev Tishmeun”, “Y como consecuencia de que escuchen”, ¿qué va a pasar si van a escuchar?
“Veshamar Hashem Elokeja”, “Él te amará, te bendecirá y te multiplicará, tal como Él juró a tus ancestros”.
Y allí uno podría pensar: la verdad es que para recibir grandes recompensas seguramente hace falta hacer un gran esfuerzo y hacer cosas difíciles, aquellas cosas que realmente escapan a la vida cotidiana, que exigen de nosotros una gran dedicación y sacrificio extra.
Y encontramos a Rashi que nos trae su comentario a este versículo diciendo: no creas que es así. ¿Que debes hacer para obtener la bendición del Cielo? Dice Rashi: “Si los preceptos ligeros que el ser humano suele pisotear con sus talones (Ekev) ustedes escuchan, entonces…”.
El gran comentarista medieval hace un juego de palabras con Ekev, que significa también talón, y nos dice que aquellos preceptos que la gente suele tomar con ligereza, que “pisotea” (con su talón), y no piensa que pueda llegar a tener una recompensa significativa al cumplirlos, ¡justamente esas mitzvot son la clave del asunto! Las Mitzvot de todos los días que tal vez no les damos tanta importancia. Esas cosas sencillas que uno hace a diario y permanentemente son las que nos ayudan a transitar, como dicen un poco más adelante, “por el desierto grande y temible: culebras, serpientes abrasadoras y escorpiones, tierra de sed: donde no hay agua para beber…”.
Hay quienes comparan al mundo y a la vida con ese gran desierto, uno repleto de obstáculos, que nos dan miedo y nos llevan a pensar que no los vamos a poder superar.
Sin embargo la Torá nos dice quédate tranquilo, haz las cosas que tienes que hacer todos los días, no solo te concentres en los grandes preceptos ni solo en las grandes fechas del año como Pesaj o Iom Kipur, sino que cumple con las Mitzvot diarias, aquellas que parecen pequeñas, que lucen como si fueran sin importancia, sin grandes luces, que los conceptos básicos del Judaísmo penetren en tu vida, hazlo de manera constante, con fe, amor y alegría. Y eso te va a dar las bendiciones más grandes que podrás recibir del Cielo.
Con cariño y afecto,
Shabat Shalom,
Fernando Lapiduz,
Congregación Masorti Bet-El, Madrid, España.