La porción de la Torá que invariablemente precede a Rosh Hashaná, es la parashá de esta semana: Nitzavim. Aunque el año sea normal o meuveret (embolismal), esta porción constituye de alguna manera el preludio a los Iamim Noraim, en que el Todopoderoso juzga a naciones e individuos y decide para cada uno la vida o la muerte, la abundancia o el hambre, la alegría o la tristeza. Ninguna parashá parece más apropiada para prepararnos frente a estos días tan importantes y significativos: “Estáis hoy todos vosotros en presencia del Señor, vuestro Ds, vuestras cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos, vuestros niños, desde tu leñador hasta tu aguador”.
En Likuté Torá se explica que la palabra “hoy” se refiere a Rosh Hashaná, ya que en este día todas las criaturas del mundo son juzgadas por el Rey de reyes. Por eso la Torá viene a prevenirnos en el Shabat anterior para que nos preparemos para ese juicio.
Si el hombre se presenta delante de Él con la certeza de que todas sus acciones fueron las correctas para con su prójimo, entonces puede estar seguro de que será inscripto en el Libro de la Vida, en el Libro de la Eternidad.
Por el otro lado, si por casualidad hubiere algún hecho que no es correcto, tiene tiempo para corregirse haciendo Teshuvá, pues leemos en el mismo versículo que nos habla del juicio del Eterno “vuestro Ds”. Esto nos da a entender de que manera un padre siempre está dispuesto a aceptar el arrepentimiento de su hijo cuando este es sincero y de todo corazón.
Todos estamos delante de Ds, pero los jefes a la cabeza. Y cada dirigente, cada educador, desde el lugar que ocupemos, debemos descender hasta nuestro interior más recóndito, con honestidad y coraje, para realizar nuestro “Jeshbón Hanefesh”, el examen de conciencia.
Con cariño y afecto.
Fernando Lapiduz.
Referente rabínico de la Comunidad Masorti Bet-El, Madrid.