Parashat Miketz nos trae a Paró, el faraón de Egipto, con sus famosos sueños de las siete vacas “feas y flacas” que se comen a las siete vacas “robustas y de buen aspecto”, y las siete espigas “delgadas y marchitas” que se tragan a las siete espigas “saludables y buenas”.
Yosef, nuestro interpretador de sueños, luego de poder descifrar el significado de estos sueños (habrán siete años de abundancia seguidos por siete años de sequía y hambruna), accede a un lugar de privilegio. La capacidad de Yosef le permite ascender hasta ser la mano derecha del mismísimo faraón de Egipto.
Lo curioso es que en un principio, Yosef tiene esa capacidad de soñar y al mismo tiempo de interpretar los sueños de los demás. Sin embargo, cuando Yosef sale de Israel ya no sueña, a lo único que se dedica es a interpretar los sueños de los demás.
Esto nos muestra una característica muy especial: a lo largo de la vida, de acuerdo a nuestras características personales, a veces podemos separarnos de esa capacidad de realizar nuestros propios sueños, para pasar a dedicarnos exclusivamente a «cumplir los deseos y los sueños de los demás». Es allí donde Yosef hace un balance de su vida, pues en un comienzo, él puede soñar sus propios sueños y llevarlos a cabo, pero en esta segunda etapa de su vida solo puede realizar lo que los demás desean, lo que el Faraón sueña.
Si bien eso le permite a Yosef erigirse como la mano derecha del Faraón y luego poder administrar a Egipto, al mismo tiempo hace que, en cierta forma, él viva un vida que no había sido “soñada” en sus años jóvenes.
Yosef, luego de su trabajo de superación personal, del poder de perdón y reconciliación del que hizo gala, al unir a todos sus hermanos con su padre y con él mismo en un único lugar (lo cual será la antesala de tiempos de esclavitud en preparación para la conformación de Am Israel), nos enseña que es posible vivir su propia vida, aunque diferente a la por él soñada en su juventud, haciendo de ella lo mejor posible con sus mejores herramientas y habilidades.
Que así sea también con nosotros.
Shabat Shalom.
Con cariño y afecto.
Fernando Lapiduz.
Referente Rabínico de la Congregación Masortí Bet-El, Madrid.