Iniciamos la lectura del quinto libro de la Tora, Sefer Devarim, conocido en su traducción como Deuteronomio, en el cual se codifica el poder judicial y de policía, los derechos y obligaciones del monarca, la ética y el código militar, junto a muchas otras leyes que regulan la vida de un Pueblo y sus integrantes.
Al inicio de la Parashá, Moshé recopila frente al pueblo los lugares, batallas y hechos de los cuarenta años desde la salida de Egipto. Detalla que él mismo no podrá entrar, sino que será Ioshúa quien dirigirá al pueblo.
La tradición indica que esta porción debe leerse en el Shabat previo a Tishá Be Av. En efecto el próximo jueves 30 es día completo de ayuno, recordando las dos destrucciones del Templo de Jerusalén, entre otros eventos trágicos ocurridos el 9 de Av. El vínculo es que en Devarim figuran todas las leyes que se debían cumplir en el Templo. A partir de su destrucción, y a pesar de lo que esperaban los enemigos del pueblo de Israel, el Judaísmo no sucumbió, sino que subo reinventarse, encontrando a través de las plegarias y el estudio, en lugar de los Korbanot, la forma de mantenerse vivo y vigente.
La lectura comienza con «Estas son las palabras que dirigió Moshé…». Justamente palabras («Devarim») es el nombre de la Parashá y del libro Deuteronomio en hebreo. Y no puede dejar de sorprendernos un inmenso cambio, cuarenta años atrás, cuando Ds encarga al pastor y fugitivo de la justicia del Faraón, Moshé, la liberación del pueblo desde la casa de esclavitud. En ese momento su respuesta es «…Ruego consideres, que no soy hombre de (fácil) palabra, ni nunca lo fui, ni siquiera desde que Tú hablas a Tu siervo, pues se me traba la lengua.»
Una interpretación de esta aparente contradicción es que lo que necesitaba el pueblo no era alguien que pudiera hacer encendidos discursos, acerca de la importancia de la libertad, sino un hombre de acción, que tuviera valores sólidos y un destino claro por el cual luchar.
Moshé se dirige al pueblo después de derrotar a Sijón y a Og. Finaliza con ello su acción y comienza la entrega del cargo a Ioshúa. Moshé es un líder que ha puesto en riesgo su vida, ha luchado por su pueblo. Su despedida es la de un auténtico líder.
En tiempos en que muchos lideres dicen lo que la gente quiere escuchar viene a mi mente el genial Groucho Marx, quien dijo “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.
Hoy mas que nunca, que Ds nos bendiga con lideres como Moshe Rabeinu.
Con cariño y afecto.
Fernando.