El Pacto
La historia del pueblo judío y de la tradición judía tiene una extensión de más de 3500 años, tratar de explicar algo brevemente tiene el riesgo de una simplificación exagerada. Sin embargo – y hecha la advertencia anterior – podríamos decir que hay una decena de tradiciones a las que cualquier enfoque del Judaísmo debe referirse sea porque se afirman o se rechazan. Por ejemplo cualquier enfoque del judaísmo debe referirse al Shabat (reposo sabático bíblico), a Kashrut (las reglas de la dieta judía), a la Jupa (la boda según el judaísmo). El Brit Milá (circuncisión) ocupa un lugar central entre esas tradiciones, es imposible referirse al Judaísmo sin considerar el Brit Milá.
En el centro de toda la concepción bíblica está el concepto de BRIT (Pacto). Dios establece un “pacto” con la vida en general y especialmente con la humanidad a través de Noé (Bereshit, Génesis Cap. 9:17):
וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים אֶל נֹחַ זֹאת אוֹת הַבְּרִית אֲשֶׁר הֲקִמֹתִי בֵּינִי וּבֵין כָּל בָּשָׂר אֲשֶׁר עַל הָאָרֶץ – Y le dijo Dios a Noé “Este es la señal del pacto (el multicolorido arco iris) que he establecido entre mi y entre todo ser viviente que habite el mundo”
Luego Dios formula un Pacto con Abraham (Bereshit, Génesis Cap. 17:9 a 14): “Y le dijo Dios a Abraham: Y tú mi Pacto habrás de observar, tú y tu descendencia por todas las generaciones. Este es el Pacto que observareis…circuncidareis a todo varón… a la edad de ocho días será circuncidado… y estará como Pacto en vuestra carne para la eternidad…”
“Brit”, quiere decir Pacto. “Milá” significa Circuncisión (cortar alrededor, o cortar lo que rodea).
Un “pacto” – a pesar de la devaluación mercantilista que la palabra sufrió en tiempos modernos – tiene en la filosofía bíblica un sentido muy elevado. Es el nombre de un vínculo perpetuo y sagrado que nace de la voluntad y el amor. Hay vínculos perpetuos que se originan sin la intervención deliberada de la voluntad, por ejemplo los hermanos serán hermanos toda la vida independientemente de todo deseo. Hay vínculos que tienen la misma vocación de eternidad pero que se originan en el deseo, la elección y el amor de los que se vinculan, por ejemplo el matrimonio y la auténtica amistad. Estos vínculos la Torá los llama BRIT (pacto).
Cuando un vínculo nace de la voluntad libre de dos (o más) personas que deciden ser responsables una con la otra para siempre, eso es un pacto. No es un acuerdo, no es un compromiso, ES UN PACTO!!
Un acuerdo o un contrato tiene un objetivo específico: “vamos al cine a la noche” o “te compro ese coche”. Un compromiso también tiene una razón determinada y concreta. En cambio un pacto es para siempre (por lo menos así lo sienten los que pactan) y no tiene ninguna razón ni ningún objetivo específico. Pactan por que “lo” quieren y “se” quieren.
Cuando llegamos a un acuerdo con otra persona, utilizamos distintos gestos y símbolos para expresar que estamos de acuerdo, por ejemplo, un apretón de manos, intercambio de objetos, intercambio de camisetas, o alguna otra cosa importante o de valor para cada uno.
La Tradición relata que Abraham el patriarca estableció un pacto con Dios hace más de 3500 años y desde entonces todos sus descendientes lo sostenemos y lo cumplimos. Abraham comprendió que la existencia del mundo se debía a que Dios lo había creado y lo sostenía y lo cuidaba. Sorprendido y maravillado por el orden de la naturaleza, la fuerza y la belleza de la vida, y la capacidad humana de entender quiso agradecer a Dios y rezó. ¡Y Dios le respondió! En cierto sentido Abraham y Dios se “enamoraron” y celebraron un pacto.
Dios le aseguró a Abraham que él nunca lo abandonaría, ni a él ni a sus descendientes y Abraham se comprometió a aprender y enseñar la Torá
Brit Milá quiere decir: “Pacto de Circuncisión”. Abraham inició ese pacto con el Eterno y para simbolizar ese pacto hizo la circuncisión, corto el prepucio del pene. El órgano sexual es el órgano de procreación y el Brit Milá es un símbolo del compromiso de continuar la histórica del pueblo judío y del judaísmo.
Cuando nace una criatura es evidente para la madre que está teniendo un hijo. Pero el padre no tiene señales físicas de que ese hijo es su hijo. Debe tomarlo en brazos y reconocerlo declarándolo su heredero y continuador, por eso el “Brit Milá” es una Mitzvá para los padres. Una de las misiones que tiene el pueblo judío es trabajar para acercar la época mesiánica, la paz y la armonía universal, y eso no es una tarea que se puede lograr en una sola generación, por eso el Pacto es ligar a la nueva generación con esa misión.
Todo padre circuncida a su hijo a los 8 días de nacido y así se lo introduce como miembro del pueblo judío. Tan importante es esta ceremonia, símbolo de nuestra esencia judaica, que aunque el octavo día caiga Shabat o Yom-Kipur, igualmente debe realizarse. El único motivo que obliga a postergar la ceremonia es cuando el bebé está enfermo o débil y se pone en peligro su vida, entonces se posterga hasta que esté bien de salud.
La ceremonia se realiza por alguien que estudió especialmente para saber la técnica de cortar el prepucio (la piel que recubre el glande). Es un especialista que se llama Mohel (quien hace la Milá). Esa persona además de conocer la técnica médica, también tiene que ser una buena persona, conocedor de la Torá y observante de las tradiciones.