Esta noche, 9 de Av, comienza el ayuno de Tisha b’Av, una de las fechas más triste y dolorosas del calendario hebreo. En ella, recordamos la destrucción del primer y segundo templo de Jerusalén en manos de los babilonios y los romanos, respectivamente.
Además de estas tragedias, en esta fecha también le han ocurrido otras desgracias a nuestro pueblo como el momento en el que Moisés rompió las tablas de la ley en el Monte Sinaí, cuando regresaron los espías con un informe negativo sobre la Tierra Prometida o cuando los romanos quemaron un rollo de la Torá tras haber ingresado en las murallas de Jerusalén.
Se trata de un día de luto y ayuno para el pueblo judío en el que lloramos por nuestras desgracias pasadas. Por eso, evitamos hacer todo tipo de demostraciones de alegría o realizar cualquier tipo de celebraciones.
A su vez, intentamos no usar zapatos ni accesorios de cuero, aplicarnos cremas ni aceites en el cuerpo y cualquier tipo de aseo. Tampoco, utilizamos atuendos suntuosos, ni enviamos regalos ni realizamos actividades lúdicas y viajes ni estudiamos Torá.
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