Estamos atravesando a pleno lo que se considera el período más espiritual del año. Unos pocos días nos separan de Iom Kipur.
A este período se lo conoce popularmente como Aseret Iemei Teshuva o Iamim Noraim, sin embargo una de las metáforas más usadas para describir esta ventana temporal es “Petijat Arubot Hashamaim” (la apertura de las ventanas del cielo). Este tiempo es una oportunidad única en la que el cielo está especialmente accesible, y por lo tanto, dedicamos todo nuestro esfuerzo para conectarnos directamente con el Creador a través de nuestras plegarias. El cielo es la dirección en que miramos siempre que buscamos quién nos guíe.
Pero la Torá contradice esto. Dice explícitamente “No está en el cielo”. En otras palabras, cuando buscamos las formas de encaminar nuestra vida, no debiéramos mirar al cielo ni “más allá del mar” al horizonte. Agrega la parashá “…la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón”.
El Midrash explica esta afirmación: “Moisés les dijo, ‘No digáis: otro Moisés surgirá y nos traerá otra Torá del Cielo. Porque yo os digo, no está en el cielo – ni una sola parte ha quedado en el cielo.”
El mensaje de este párrafo es muy claro, está al alcance de tu mano, depende de ti mismo.
Podemos encontrar un concepto muy parecido en el último mandamiento de la Torá, que aparece en esta parashá “…Escribíos este cántico, y enséñalo tú a los hijos de Israel”. De estas palabras, Maimónides y más adelante el ‘Sefer Hajinuj’ deducen que “Se nos ordena que toda persona de Israel debe poseer un Sefer Torá”. Pero la mitzvá va más allá y requiere que toda persona escriba su propio Sefer Torá. Y, además, “no hay duda (que la mitzvá incluye) el resto del comentario que fue escrito acerca de la Torá que debemos preparar».
El desafío de esta mitzvá es muy relevante hoy en día. Se espera de nosotros, que poseamos personalmente nuestros propios textos y comentarios judíos, desde la Torá y hasta el último de los libros de Judaísmo, la más reciente película o música judía. Además, se nos alienta a escribir, ya sea copiando la Torá para poder aprenderla, o expresando nuestros propios comentarios.
Podemos ampliar estas ideas basándonos en una curiosidad de la primera brajá de la Amidá: “Ds de Abraham, Ds de Itzjak y Ds de Jacob”. ¿Por qué no dice simplemente ‘el Ds de Abraham, Itzjak y Jacob’? Nuestros Jajamim nos sugieren que podría querer decir que Abraham, Itzjak y Jacob veneraban a un Ds diferente.
Pero rápidamente nos aclaran que Ds es Uno, pero la percepción de cada persona es única. Para Abraham, Itzjak y Jacob, Ds tiene una imagen diferente, y una existencia especial, a pesar que Él es el mismo Ds.
Se nos confronta con la realidad de que cada uno tiene un papel activo que ocupar en presencia de Ds, poseer la Torá y su comentario, y crear un cielo para que Ds, la Torá y nosotros podamos vivir en él.
Con cariño y afecto, te deseo Shabat Shalom y Gmar Jatima Tová,
Fernando Lapiduz,
Guía Espiritual y referente rabínico de la Congregación Masortí Bet El.
Madrid, España.