“Mira, Yo pongo ante vosotros el día de hoy la bendición y la maldición. La bendición: Si escucháis los mandamientos de vuestro Ds, que Yo os ordeno a vosotros el día de hoy. Y la maldición: Si no escucháis los mandamientos de vuestro Ds y os desviáis del camino…”
La Parashá de esta semana abre con unos de los textos mas impactantes de toda la Torá.
Ds nos presenta dos caminos posibles, el de la Brajá (bendición) y el de la Klalá (maldición), y nos indica de que manera ser merecedores de cada uno de ellos.
Sabemos lo que es una maldición, pero… cuando el Creador nos da la opción de la senda de la Brajá, ¿a qué se está refiriendo exactamente? ¿Qué es una Brajá?
Podríamos entender una bendición como una transmisión de energías positivas, cuando una persona quiere transmitir a otra algo bueno. Puede ser con palabras, puede ser con sentimientos.
Transmitir una bendición no es algo simple ya que para eso, primeramente tiene que existir una buena voluntad: yo no puedo bendecir a otra persona si no tengo la intención, no solamente de decir una palabra bonita, sino de transmitir amor, energías positivas, paz.
Los padres, cuando bendicen a sus hijos, lo hacen porque tienen ese sentimiento familiar, de cercanía, de amor, profundo y sincero hacia sus hijos.
Cuando un Rabino bendice a su congregación lo tiene que hacer con ese sentimiento positivo y de amor.
Cuando un Kohen lleva a cabo el Birkat Kohanim, la Bendición Sacerdotal, lo tiene que hacer con la mejor intención, con amor hacia quien bendice. Justamente se comienza ese momento sagrado pronunciando la bendición “Baruj Atá…vetzivanu levarej et amó Israel beahavá”, “Bendito eres Ds….que nos ordenaste bendecir a tu Pueblo Israel con amor”.
Dice el Rambam en el Mishné Torá: “No te asombres diciendo: ¿de que servirá la bendición de este hombre simple? Porque la concreción de la bendición no depende de los sacerdotes sino de Ds. Los sacerdotes llevan a cabo el precepto que les fuera ordenado y Ds, en su misericordia, bendice a Israel de acuerdo a su voluntad”.
Por eso creo que tenemos para aprender de las palabras de la Tora esta semana varias cosas. Por un lado que la bendición puede ser otorgada por todos nosotros, incluso si somos “hombres simples” que no ejercen el “sacerdocio”.
Por el otro, que siempre tenemos que tratar de transmitir brajot, de no retenerlas dentro nuestro, sino de exteriorizarlas.
Y por último, que siempre debemos tener presente que la transmisión necesita de una buena voluntad, de energías positivas y principalmente, de amor.
Que podamos ser cada uno de nosotros portadores y transmisores de Brajot y que las podamos hacer aflorar, compartirlas con los demás, con buena voluntad y buenos sentimientos para que podamos traer a la tierra la mejor energía del Creador.
Con cariño y brajot para ti
Shabat Shalom
Fernando Lapiduz.
Congregación Masorti Bet-El, Madrid, España.