Uno de los nombres de Pesaj es Jag Ha’Aviv, la Fiesta de la Primavera. En la Torá se nos ordena festejar Pesaj en dicha estación; por lo tanto nuestros sabios adaptaron nuestro calendario lunar al calendario solar, para que siempre festejemos Pesaj en Primavera. Esta es la razón por la que tenemos años de 12 meses y otros de 13 meses (Shaná Meuveret).
Parece ser que hay algo especial en la Primavera que hizo que Zman Jerutenu, la Fiesta de nuestra Libertad sea conmemorada, no solamente en el mes de Nisan, sino que Nisan siempre debe coincidir con la Primavera.
En cada uno de los Shalosh Regalim leemos una Meguilá de Ketuvim asociada al mensaje profundo de la celebración. Y entonces en Shavuot leemos Rut, en Sucot leemos Kohelet, mientras que en Pesaj, en el comienzo de la Primavera, leemos Shir Hashirim, el Cantar de los Cantares.
Shir Hashirim, atribuido al sabio Rey Shlomo, es un texto que refleja el amor entre un hombre y una mujer que se buscan, se separan y vuelven a encontrarse. La acción transcurre en la ciudad y en el campo. Todo florece, como así también el amor que se declaran y prodigan los integrantes de esta pareja:
“¡Ya viene mi amado! ¡Ya escucho su voz! Viene saltando sobre los montes, viene saltando por las colinas… mi amado me dijo: levántate, amor mío; anda, cariño, vamos. ¡Mira! El invierno ha pasado y con él se han ido las lluvias, ya han brotado flores en el campo, ya ha llegado el tiempo de cantar…” (S. H. 2:8-12)
Amor y Primavera, un dúo que todo ser humano que alguna vez estuvo enamorado, siente con todo su cuerpo y toda su alma. La naturaleza se une a la mujer y al hombre que se aman, los aromas de los brotes frescos y las flores floreciendo se unen a la pareja que retoza sin la dureza del frío invernal ni el agobio del verano.
Una sensación de libertad acompaña al amor. ¿Existe algo más grande para los seres humanos que ser libres, amar y ser amados? Por lo tanto, no es extraño que debamos festejar Pesaj en Primavera.
Después de un largo invierno de esclavitud, nuestros antepasados lograron ser libres en la Primavera. Y así debemos festejar el gran regalo de ser libres.
Nuestros sabios, cuando canonizaron los libros que conforman el Tanaj, discutieron si debían incluir Shir Hashirim, unos poemas de amor en donde el nombre de Ds está ausente, donde hay naturaleza y erotismo.
Muchos se opusieron a ingresarlo al canon bíblico. Sin embargo, Rabí Akiva, quien es celebre no solo por su inmensa sabiduría, sino también por el enorme amor que lo unía con su amada Rajel, los convenció diciendo: “Si la Torá es sagrada, Shir Hashirim es lo Santo entre Santos”.
En su intento de interpretar el texto, nos enseñaron los sabios que Ds es el amante y el Pueblo de Israel es la amada; y de la misma manera en que se aman un hombre y una mujer, así se aman Hakadosh Baruj Hu y Su Pueblo. Y todo aquel que sabe amar también sabrá lo que es libertad. Porque amamos siendo libres, amamos porque somos iguales.
Por amor Ds nos entregó la Torá y el amor del hombre hace que esa Torá sobreviva. Aunque solamente como seres libres y no como esclavos. Somos libres gracias a nuestros antepasados, pero esa libertad no debe ser entendida como algo que merecemos y que se da por entendida sino que debemos conservarla y desarrollarla, al igual que el verdadero amor, hay que saber cuidarlo y hacer lo necesario para merecerlo constantemente.
¡Jag Ha’Aviv Sameaj! ¡Feliz Fiesta de la Primavera, feliz Fiesta de la Libertad!
Con cariño y afecto.
Shabat Shalom.
Fernando Lapiduz.
Referente Rabínico de la Congregación Masorti Bet-El, Madrid.