Esta semana concluimos la lectura del fascinante Libro de Exodo, Sefer Shemot, al leer la últimas dos parshiot: Vaiakel y Pekudé.
Si consideramos que durante los últimos capítulos se ha dedicado a las instrucciones para la construcción del Mishkan, es lógico y no nos debería sorprender encontrarnos aquí, al finalizar el libro, con la inauguración del Tabernáculo durante la travesía en el desierto.
Si prestamos atención a la manera en que se desarrollan los hechos, encontraremos en los últimos capítulos de Shemot, una invitación de la Torá en relación a un modelo de conducta: en el capitulo 28 son definidos los atuendos del Cohen Gadol, en los capítulos 35 y 36 los utensilios del Mishkan, en el principio del capitulo 40 la construcción del Tabernáculo y al final del mismo capitulo (final del libro) se posa la Shejiná, la Presencia Divina.
Este mismo modelo que nos sugiere la Torá, podemos aplicarlo a nuestra vida: antes que nada preparar nuestro interior, a continuación lo exterior. Recién después es posible percibir lo más trascendente, lo más anhelado, la Presencia Divina.
El tramo que me separa entre mi sueño y su concreción depende de lo que voy a hacer para, primero, preparar y trabajar mi interior, modificar y adaptar lo que sea necesario, planificar las acciones, conversaciones y alianzas con el mundo que me rodea. Posteriormente recién podré poner en practica las acciones concretas en mi vínculo con los demás. Finalmente, viene la realización.
La clave principal radica en el primer paso: mi propia transformación personal, de que el conocimiento de Ds es un aspecto del trabajo mío y solo mío, por fortalecerme y templarme en el cotidiano vivir, y encaminarme con paciencia constante hacia el logro de mis objetivos. No hay trucos ni atajos. Solo depende de mi valentía para dar el primer paso, el más difícil, el que me arranca de la comodidad de lo conocido. El resto es constancia. La suma de ella será arribar a mi sueño, a la presencia de lo trascendente.
Este Sábado será Shabat Mevarjim, el Shabat de la bendición, el último del mes de Adar. El domingo comenzará el mes de Nisan, el de Pesaj, el de la Fiesta de Libertad.
Nos deseo a todos un hermoso camino de preparación personal para librarnos de lo que nos esclaviza. Que tengamos la valentía de recorrerlo hasta las ultimas consecuencias, y que disfrutemos de hacerlo.
Nos deseo que este nuevo mes nos traiga esa tan anhelada libertad, que llegará, no solo luego de alcanzar nuestro sueño, sino principalmente, durante el camino preparatorio, sabiendo que estoy haciendo en mí, el trabajo necesario en mi interior.
Con cariño y afecto.
Shabat Shalom y Jodesh Tov.
Que el final de este mes y el principio del próximo sea de bendición para todos.
Fernando Lapiduz.
Referente Rabínico de la Congregación Masorti Bet-El, Madrid.