Tenemos la alegría de comenzar un nuevo libro de la Tora: Sefer Shemot. Empieza diciendo:
וְאֵלֶּה שְׁמוֹת בְּנֵי יִשְׂרָאֵל הַבָּאִים מִצְרָיְמָה אֵת יַעֲקֹב
“Y éstos son los nombres de los hijos de Israel, que vinieron a Egipto con Iaacov…»
¿Por qué la Torá tuvo que volver a nombrarlos? Acaso no los había contado Ds antes en Egipto? Hay una diferencia entre enumerar y nombrar. Hay una distinción en la acción de contar y cuando uno nombra a una persona con su propio nombre.
El numero expresa el aspecto común que tenemos entre todos. Cuando estamos dentro de la Sinagoga alguien nos cuenta para saber si hay Minian, en ese momento somos enumerados pues tenemos algo en común, la intención de conformar un quorum mínimo de diez adultos para rezar juntos.
Pero nombrar es algo distinto. A veces podemos llegar a pensar que el nombre es algo tecnico, pero en realidad el nombre en nuestra Tradición tienen un sentido especial. Primeramente el nombre se considera parte de la identidad de la persona, a tal punto que cuando un niño nace, dicen nuestros Sabios en el Zohar, y los padres dan un nombre al niño prácticamente es como una profecía, es decir, los padres nombran a su hijo pero en realidad hay una participación desde el Cielo para que sea justamente ese nombre. En realidad está orientado por la voluntad de Ds para que se reúna ese nombre con ese niño. Pero mas aun, el nombre es la Neshama, es el alma de la persona, el nombre es la identidad de ese ser humano.
A través de los nombres se declara la cualidad especial de cada persona, lo particular y diferente que tenemos cada uno.
El Pueblo de Israel es amado por Ds, a veces como un todo, por las cosas que tenemos en común como Pueblo, por los objetivos que nos unen como nación. Mientras que otras veces por nuestros nombres, a través de la particularidad de cada uno, con su calidad y cualidad individual. Y así es como Ds, en esta Parashá, nos muestra el amor por cada ser individual, por el nombre que cada uno tiene. Lo especial y lo particular que cada uno tiene como tarea en este mundo.
Shabat Shalom
Con cariño y afecto.
Fernando Lapiduz.
Referente Rabínico de la Congregación Masortí Bet-El, Madrid.